domingo, 14 de diciembre de 2014

SANTA LUCÍA: 13 DE DICIEMBRE. BENDÍCENOS

Nacida en Siracusa, ciudad de la provicia romana de Sicilia, de acuerdo con la tradición Lucía era de padres nobles y ricos, hija de Eutiquía; del padre se dice que murió cuando Lucía era joven. Probablemente se llamaba Lucio, dada la costumbre romana de poner a las hijas el nombre del padre. Según algunos, está inspirado en el texto paulino, «Los hijos de la luz». Lucía ciertamente significa "Luz para el mundo". Fue educada en la fe cristiana. Consagró su vida a Dios e hizo un voto de virginidad. Su madre que estaba enferma, la comprometió a casarse con un joven pagano y ella, para librarse de ese compromiso, la persuadió para que fuese a rezar a la tumba de Águeda de Catania a fin de curar su enfermedad. Como su madre sanó, Lucía le pidió que la liberara del compromiso, le dejara consagrar su vida a Dios y donara su fortuna a los más pobres. Su madre accedió. Pero su pretendiente sal, la acusó ante el procónsul Pascacio debido a que era cristiana, en tiempos del emperador Diocleciano.
Cuando Lucía fue arrestada bajo la acusación de ser una cristiana, Pascacio le ordenó sacrificar a los dioses. Entonces Lucía dijo: "Sacrificio puro delante de Dios es visitar a las viudas, los huérfanos y los peregrinos que pagan en la angustia y en la necesidad, y ya es el tercer año que me ofrecen sacrificios a Dios en Jesucristo entregando todos mis bienes." Irritado Pascacio por lo que dijo Lucía, ordenó a sus soldados a que la llevaran a un lupanar para que la violaran y luego se dirigió a Lucía diciéndole: "Te llevaré a un lugar de perdición así se alejará el Espíritu Santo". Los soldados la tomaron para llevársela, pero por más que se esforzaban no podían con ella, probaron también atarla con cuerdas, en las manos y en los pies, pero por más que se esforzaban no podían. Inexplicablemente la muchacha permanecía rígida como una gran piedra. Pascacio al enterarse de lo sucedido, condena a Lucía de brujería y por lo cual fue llevada a la hoguera, pero el fuego no le hizo daño alguno. Al ver ésto, ordenó a que le sacaran los ojos, pero a pesar de estar ciega siguió viendo. Pascacio furiosamente la condenó a ser decapitada.

Final de su martirio

El 13 de diciembre de 304 Lucía sintió que su martirio estaba finalizando y que había llegado el momento de confesar su amor a Jesucristo. Ella se arrodilló preparada para su golpe mortal. Pero primero quería hablar con la multitud que, mientras tanto, se habían reunido a su alrededor: La persecución de los cristianos está terminando, la paz para la Iglesia era inminente y la caída del emperador Diocleciano. Les recordó que Siracusa siempre sería un honor, así como su veneración a Águeda de Catania. Cuando hubo terminado de hablar, le cortaron la cabeza. Fue sepultada en el mismo lugar donde, en el año 313, fue construido un Santuario dedicado a ella.. Según la tradición divulgaron su historia por toda Sicilia especificando “consagró su virginidad con el martirio, pues a Dios agrada tu pureza y santidad”.
Es la patrona de la vista debido a una leyenda en la Edad Media que decía que, cuando Lucía estaba en el tribunal, aun sin ojos, seguía viendo. También es patrona de los pobres, los ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades de Siracusa y Venecia. También es patrona de los campesinos, electricistas, choferes, fotógrafos,1 afiladores, cortadores, cristaleros, sastres y escritores.
Durante la Edad Media, debido al retraso acumulado por el Calendario Juliano, la festividad de Lucía coincidía con el solsticio de invierno y, por tanto, el día más corto del año. El nombre de la santa, que significa la que porta luz y la fecha en que se conmemoraba su martirio, explicarían el origen de esa leyenda posterior sobre sus ojos.
Desde tiempos inmemorables se ha tenido a Santa Lucía como patrona de los ciegos y abogada de problemas de la vista. Sus devotos como agradecimiento de curaciones le ofrecen como exvoto ojos de oro o plata. Las Iglesias católica, ortodoxa y luteranas escandinavas celebran su fiesta el día 13 de diciembre.
Lucía de Siracusa
Se le representa normalmente con una espada que le atraviesa el cuello, una palma, un libro, una lámpara de aceite y en ocasiones también con dos ojos en un plato.
Según la leyenda, el General Bizantino Jorge Mariace transfiere el cuerpo de Santa Lucía de Siracusa a Constantinopla (1039), para alejarla del período de invasión de la ciudad de Siracusa por parte de los Sarracenos. Durante la cuarta cruzada (1204), el duque de Venecia Enrique Dandolo, encuentra en Constantinopla los restos de la Santa, los lleva a Venecia al monasterio de San Jorge, y en el 1280, los hace transferir a la Iglesia dedicada a ella en Venecia.
Santa Lucía salvó muchas veces a Siracusa en momentos dramáticos como hambre, terremotos, guerras y ha intervenido también en otras ciudades como Brescia que, gracias a su intercesión, fue liberada de una gran miseria. En 1955, por expreso deseo del Patriarca Cardenal Roncalli (futuro Juan XXIII), el rostro de la santa fue cubierto con una máscara de plata.
El sarcófago de cristal expuesto bajo el altar, se encuentra en la Iglesia de los Santos Geremias y Lucía. En muchos mapas y planos de Venecia, la Iglesia figura sólo con el nombre de San Geremia, en la plaza del mismo nombre. Los restos de la santa fueron trasladados a esta iglesia en 1861, cuando la dedicada a ella fue demolida para construir la estación de tren, que lleva por ello su mismo nombre y su velación fue en San Vicente de Paul de Faseras


Querida Santa Lucía: te rogamos intercedas ante Dios, nuestro Señor, por todas las personas que tienen problemas en la vista. Envuélvelas con tu manto, concédeles valentía para superar su ceguera y bendícelas con paciencia. Te lo pedimos por nuestro Señor. AMÉN. AMÉN.

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