sábado, 16 de julio de 2016

CELEBRACIONES LITÚRGICAS: 14 DE JULIO SAN CAMILO DE LELIS.

Camilo de Lellis nació en el pueblo de Bucchianico (Chieti, Italia), en 1550. Su nacimiento tuvo lugar en un establo, ya que a pesar de ser de familia noble, su madre quiso imitar el nacimiento de Jesús. Quedó huérfano de madre cuando era muy niño, vivió con su padre, que era mercenario militar, hasta que quedó huérfano de padre, en su adolescencia. Durante su adolescencia tomó como vicio el juego de las cartas, lo cual le acarreó graves contratiempos. Hijo de un militar, elige esa misma profesión a los diecinueve años y participa en numerosas acciones de guerra por todo el Mediterráneo, donde tras ser herido trabajaría como enfermero.
Pronto volvió al ejército y al juego, lo que le hizo acabar mendigando. Antes de su conversión, Camilo vivió una vida disoluta, llena de vicios, hasta que un día, quedó pobre, solo y malvestido. Un caballero feudal lo lleva a caballo al Convento de Frailes Capuchinos de San Giovanni Rotondo en 1575 tiene lugar su conversión y decidió dedicar su vida a Dios, ingresando en los Capuchinos como fray Cristóbal; pero en 1582 un accidente en el empeine del pie derecho, hizo que abandonara el convento, rumbo al Hospital de Morcone.

Escultura que representa a san Camilo de Lelis, en la basílica de San Pedro, ciudad del Vaticano.
Cuando procedía a embarcar a Roma, miró por la calle a un enfermo abandonado en el muelle, eso inspiró a Camilo a dedicar su vida al servicio de los enfermos. Se coloca como mayordomo en el Hospital de Santiago en Roma bajo la dirección de Felipe Neri. Viendo el trato negligente que se daba a los enfermos, piensa en una asociación que les dé una atención humana y cristiana, después de haber visto tantos heridos abandonados en los campos de batalla. A la edad de treinta años ingresa en el Colegio Romano (ahora Universidad Gregoriana), a pesar de la burla de sus jóvenes compañeros, que le discriminaban porque le encontraron demasiado viejo para decidirse por el sacerdocio. Para ello se ordena sacerdote el 26 de mayo de 1584 pese a su avanzada edad.
Tras una larga andadura como enfermero, lo que lo llevó posteriormente a fundar la Congregación de "Hermanos Ministros de los Enfermos y Mártires de la Caridad" (Clericorum Regolarium Ministrantium Infirmis), más conocida como Camilianos, destinada al cuidado de los enfermos abandonados. La Orden de los Camilos o Camilianos, fue aprobada pronto, y que fue de gran ayuda cuando el tifus asoló Roma. En el mes de septiembre junto a un grupo de compañeros recibe el hábito de la nueva comunidad religiosa de los Ministros de los enfermos, que el 18 de marzo de 1586 sería aprobada por Sixto V y a la que Gregorio XIV elevaría a la categoría de orden religiosa, emitiendo Camilo los votos solemnes el día 8 de diciembre de 1591.

Urna y altar con la tumba de San Camilo de Lellis, esculpida y pintada por Giardoni y Consalvi con motivo de la beatificación en 1742. Iglesia de Santa María Magdalena, Roma.
Murió en Roma, el 14 de julio de 1614, a la edad de 64 años, y su festividad se celebra el 14 de julio. Fue beatificado en 1742 en Roma por Benedicto XIV, y canonizado el 29 de junio de 1746 en Roma por Benedicto XIV.
Sus restos se encuentran en la Iglesia de Santa María Magdalena, donde Sebastiano Conca pintó un fresco sobre su vida. Tradicionalmente, también se ha asegurado siempre que en esta iglesia se encuentran los restos de Santa Marcela, San Maximino de Aix e incluso la propia María Magdalena.
En 1886, León XIII declaró San Camilo, juntamente con San Juan de Dios, protectores de todos los enfermos y hospitales del mundo católico; patrono universal de los enfermos, de los hospitales y del personal hospitalicio.

Recuerdo emocionada a mi querido confesor el Padre de la orden de San Camilo: Martín Puerto, Capellán del Hospital Durand de la Ciudad de Bs. As., que me enseñó a tratar con dulzura y paciencia a los enfermos del mismo. El Padre dejó sus actividades cuando se jubiló y actualmente es un sacerdote de más de 80 maravillosos años, con el cual me une una hermosa amistad y un sincero reconocimiento por todo lo que hizo mientras estuvo al frente del Hospital.
Padre Martín Puerto, nunca olvidaré su entrega ni los Jueves Santos cuando recorríamos el Hospital llevando consuelo, la palabra de Dios y los regalitos de Pascua a los queridos enfermos. Gracias Dios por haberme puesto en su camino. Amén. Elsa Lorences.

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